viernes, 18 de mayo de 2007

Hablamos de prejuicios y política


Un prejuicio, bien entendido, consiste en el rechazo de algo que no se conoce con certidumbre o que, llanamente, se desconoce. Los tópicos suelen ser base para prejuicios – los alemanes son fríos, los madrileños chulos, los catalanes tacaños, los gitanos ladrones-. Es curioso, pero no hay muchos tópicos que defiendan la calidad de un pueblo. Incluso si se destaca un aspecto positivo, se exagera hasta convertirlo en negativo: los suizos son exactos, asfixiantemente exactos. Uno de los prejuicios más extendidos es que los políticos son corruptos o ridículos o las dos cosas.

La supuesta corrupción o ridiculez de la clase política es la justificación máxima de la validez de los prejuicios.
Hay prejuicios que nacen de la literatura, por ejemplo nadie hablaba de la abulia andaluza hasta que Ortega y Gasset (1833-1955) escribió su Teoría de Andalucía. En ocasiones, nace un prejuicio contra una nación, porque tomamos como atributo de aquella el atributo de un líder de estado: Bush nos ha hecho pensar que los americanos son tontos. Otras veces, un episodio histórico aislado es el responsable… pero siempre existe en el fondo del armario del prejuicio un rechazo sencillo e ignorante.

El prejuicio es un sunami gigantesco que arrastra a inocentes y culpables, por ello le pedimos perdón a cualquier político honrado, si es que lo hay. Pero en nuestra opinión, ante la aplastante mayoría, los políticos honrados deberían cambiarse de nombre, llamarse wikiwiki o lo que sea, pues el prejuicio contra su clase es más difícil de desintegrar que un átomo. El debate mantenido entre Ruiz Gallardón y Miguel Sebastián en TVE ha venido a confirmarlo. Miguel Sebastián acusa a Gallardón de corrupto, insinuando, a su vez, una relación con una bella joven, al más puro estilo Jesús Mariñas. Si esa acusación fuera cierta no sería en televisión donde habría que acusar al señor Gallardón, sino ante el máximo órgano del poder judicial en España. Gallardón repite la jugada y dice que Sebastián no paga sus impuestos. El candidato socialista ha avanzado que más adelante “habrá otros casos” -de nuevo el esquema de los programas del corazón-. No sabrá Sebastián, que conocer un delito y no denunciarlo es otro delito. Mariano Rajoy se ha escandalizado ante tal espectáculo y ha afirmado que ha sido bochornoso. Y aquí viene cuando la matan, pues sí, porque no podemos más que estar de acuerdo con el dirigente del PP. ¡¡¡Nosotros!!! Y es que ha sido bochornoso, como los ridículos conciertos de ladrones en Marbella, como las peleas de taberna en las sesiones del Parlamento, como las declaraciones de Aznar sobre la DGT.
La foto se explica por sí sola. Perdonadnos, pero retiramos lo que dijimos más arriba: la corrupción y ridiculez de los políticos no es un prejuicio, es un franco juicio.

1 comentario:

La Periodista en Paro dijo...

Plas plas plas! [Aplausos con ola includia] Mi más sincera admiración a tu texto. Sabes que me gusta como escribes (queda un poco raro que un autor del blog esté loando a otro, pero es que lo mereces) y, sinceramente, has sido directo, claro, lleno de ironías y de verdades como puños. Una forma destendida de hablar sobre política, una manera de plasmar lo que muchos que no entendemos del tema (yo la primera) vemos y pensamos: "¿Esto es normal?" Genial, no tengo más palabras.