Juan Carlos Valerón es, probablemente, el jugador con más talento de los últimos años en España. El canario combina el último pase de Michael Laudrup y la visión de juego del mejor Andrés Iniesta. Como comentaba un día, hay jugadores que cuando cogen el balón, sabes que va a pasar algo distinto. Valerón es uno de ellos. El centrocampista situó al Depor en lo más alto de Europa, pero lo hizo desde la humildad que siempre le ha caracterizado. Su sonrisa, que nunca ha vendido tanto como la de Ronaldinho, se ha mantenido en su rostro desde que empezó a destacar en primera con su equipo, Las Palmas. Sin embargo, nunca ha tenido el reconocimiento que merecía. Por ser español, seguramente, y no tener la fortuna de llamarse 'Valerinho'. En febrero de 2006 su fútbol empezó a perderse, ya que sufrió una grave lesión de rodilla. Tras dos recaídas, el próximo sábado volverá a pasar por el quirófano.
Me considero un mitómano. Suelo ensalzar las virtudes de jugadores que, para muchos, sólo serían del montón. En mi opinión, Valerón es un jugador especial, diferente. Siempre he creído que el mejor jugador de la historia es Michael Laudrup, pero esa también es una apreciación muy personal. Valerón y Laudrup tienen muchas cosas en común. Para empezar tienen algo que ya no se usa, son caballeros. Ambos jugadores huyen de la polémica y del juego sucio. Cuando llevan el balón, tienen la elegancia del 'jefe' Zidane: los ojos mirando hacia adelante, el balón pegado al pie y la cabeza rastreando la mejor opción. A Valerón, quizás le haya faltado la ambición que sí tuvo Zidane y, en menor medida, Michelino. Pero el fútbol del canario me ha hecho sonreir. Desde que Laudrup colgó las botas no había visto a nadie que tuviera esa concepción del fútbol, ese último pase letal y esa visión de juego única, esa asistencia que sólo ellos ven y sólo ellos saben dar.
Hace días, la recaída de Valerón suponía una recaída para el fútbol arte. El canario, tan legal y realista como siempre, aseguró que si tenía que dejar el fútbol, lo haría encantado, sin más, para regalarle su tiempo a su familia. Como decía, un SEÑOR en mayúsculas de los que ya no quedan. Esperemos que su rodilla no diga basta, que pueda volver, al menos un año, para dejarnos con el buen sabor de boca de haber disfrutado del fútbol auténtico. Valerón, cuelga las lágrimas y sigue sonriendo, pero sobre Riazor.
viernes, 30 de marzo de 2007
Valerón, sonrisa y ¿lágrimas?
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