lunes, 26 de marzo de 2007

Objetivo 1000 goles: Simplemente, Romario


Controvertido, excéntrico, polémico, rebelde,... sencillamente genial. Romario es al fútbol lo que Dennis Rodman fue a la NBA, lo que John McEnroe fue al tenis o lo que Mario Cipollini fue al ciclismo. Genios con una habilidad innata. La del carioca es el gol. Los entrenamientos son para los mediocres, debe pensar el Baixinho. Romario suma 999 goles en toda su historia (sólo Pelé ha superado esa cifra), en una cuenta muy particular que él mismo ha llevado a cabo y que, recientemente, fue aprobada por la FIFA. El brasileño es un desastre táctico, pero es el mejor jugador en los últimos 20 metros de campo. Aquellos en los que los magos sacan a pasear su chistera, donde Romario se siente más a gusto. Tanto, como para acumular 999 goles, a sólo 1 del millar. Un hito al alcance de los más grandes. Simplemente, Romario.


"Un jugador de dibujos animados", decía Jorge Valdano sobre él. Sin duda, la definición más exacta que han hecho sobre Romario. El Baixinho (así se le conoce por su escasa estatura) pese a que muchos ya lo han retirado, sigue marcando goles. En total, suma 999 dianas. Su sueño, que jamás ha escondido, es llegar al millar. Su última excentricidad es llevar como número de camiseta el total de goles que le quedan en cada partido para llegar a la ansiada cifra. En el próximo encuentro, lucirá el 1.

Como aficionado al fútbol, desearía que Romario iniciara ahora la cuenta atrás. Que tocara pared y volviera. Que en su camiseta pusiera el total de goles que le quedan para regresar a cero. Pero no. El brasileño marcará su último gol y se marchará. Se irá de fiesta, seguramente, para celebrar a lo grande que es el último genio que ha dado el fútbol. Maradona fue el mejor, Pelé es la viva imagen del fútbol, Cruyff era la calidad, Zidane y Laudrup la elegancia, Ronaldo la potencia, Beckenbauer la seguridad, pero Romario es mucho más que eso. Es el gol. Es saber que, si el balón cae en sus pies, lo más posible es que su destino sea la red.

Romario es la demostración perfecta de que hay jugadores que nacen y otros que se hacen. Romario ha nacido con la portería rival entre ceja y ceja. Jamás ha sido el más rápido, pese a que su punta de velocidad era destacable en el PSV; jamás fue el más técnico, pese a que el 5-0 al Madrid que los culés recordamos es 'culpa' suya; siempre ha sido el que peor entrenaba o, directamente, no entrenaba; su controvertido carácter le ha impedido jugar con cierta regularidad... pero ha demostrado 999 veces que sabe de qué va esto. Sólo le falta 1. Su última demostración. La última lección del mejor goleador de la historia.

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