El Tribunal Europeo de Justicia condenó a España por incumplimiento de la Directiva Europea 92/100. El gobierno español está discutiendo qué hacer, pero la medida que parece que va a cuajar es introducir un canon al préstamo de libros. En teoría esto no afecta a los usuarios. A la práctica, es obvio que sí afecta. La introducción de esta medida perjudica al presupuesto bibliotecario y, de algún modo, esto afectará a los servicios. Consecuencia: el usuario siempre es el peor parado. Desde la plataforma noalprestamodepago, a la que se han adherido muchos escritores, proponen otro tipo de soluciones. Si finalmente la supuesta solución será la incorporación de este canon, se producirá un gravamen de 20 céntimos por cada libro destinado a préstamo que compran las bibliotecas. Tal y como ha comentado Carmen Blanc, impulsora de noalprestamodepago, “"el precio del libro ya incluye derechos de autor. El canon es como pagar la entrada de un museo y luego por cada cuadro que se mira".
Mientras deciden si, una vez más, el dichoso canon nos va a tocar la moral, esta vez en las bibliotecas, la plataforma Todoscontraelcanon, compuesta por 26 organizaciones ciudadanas y profesionales, ha presentado un manifiesto avalado por 1.069.000 firmas contra el canon digital. Quieren que Industria impida el establecimiento de un impuesto indiscriminado en cualquier equipo o soporte tecnológico. Mientras tanto, piden que los beneficios obtenidos no sean gestionados por asociaciones privadas como la SGAE o la ACAM.
Y es que la SGAE, de poner medidas que nos hagan pagar, sabe mucho. Pero no le preguntes el porqué, sino te contestan de forma evasiva y, además de pagar, se te queda cara de tonto. Para muestra, un botón. ¿Cuál será la próxima medida? Tal vez tal y como ha comentado Pierre Nodoyuna en su blog, apostarán por cobrar el canon de ducha, lugar escogido por la mayoría para hacer sus pinitos en el arte (o desastre) de la música.
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