El Barça ha cosechado un inútil 0-1 en Anfield que deja al campeón fuera de la Champions. El partido del Camp Nou ha marcado la vuelta. El Liverpool hizo lo más difícil en el Camp Nou y en Anfield se limitó a jugar como más le gusta. Bien cerrado y ordenado atrás y cuando tiene el balón, se lo damos a Xabi Alonso o los interiores (espléndidos Gerrard y Riise) para que lancen pases en profundidad a la balas (Kuyt y Bellamy). De libro. En cada balón recuperado, la misma historia. Y la defensa azulgrana, que ha sido lo mejor del encuentro, sólo podía rechazar una y otra vez el ataque red. Ni el buen partido de Valdés (muy discutible su actuación en la ida, nada que objetarle en la vuelta), ni la suerte del Barça con los palos han clasificado al equipo de Rijkaard.
La primera parte azulgrana fue para olvidar. Ni un chute entre los tres palos. Pero lo más preocupante es que el mejor jugador del mundo (sí, Ronaldinho, aunque sólo lo demuestre contra equipos como el Athletic o el Racing) y Eto'o (en baja forma y con un ansia de protagonismo cuestionable) no aparecieron. Carragher y Finnan se comieron a las estrellas azulgrana haciendo algo tan sencillo como obligarles a jugar de espaldas. Ronnie no miró a Reina en los primeros 45 minutos y Eto'o no corrió ni un balón en profundidad. Claro, por mucho que coloques a Deco, Iniesta y Xavi, no son jugadores que vayan a realizar un desmarque para rematar un balón al espacio. Messi tampoco estuvo fino, pero debemos recordar que el chaval (pese a su calidad, no se debe olvidar su juventud e inexperiencia) fue el único que encaró a sus defensores. En la primera parte ya se vio que el recorrido del Barça en esta Champions duraría medio tiempo más.
La segunda parte, inexplicablemente, empezó como la primera. Ni Rijkaard ni Benítez hicieron cambios y el Barça se limitó a tener el balón soñando con alguna ocasión que le metiera en el partido. El sueño se hace realidad y Ronaldinho envía el balón al palo, sólo delante de Reina. El Barça tuvo toda la suerte de cara, pero no supo ganar. La entrada de Giuly y Gudjohnsen dio otro aire al equipo. Está claro que el francés no es como Messi, pero Giuly tiene claro que no lo quiere ser. El francés corre como cualquier otro, no va de estrella y sí quiere balones en profundidad, no como los cracks intocables que no hacen carreras de más de diez metros. Gudjohnsen, otro 'currante', salió a definir un balón en profundidad de Xavi (el mejor, en mi opinión, de toda la eliminatoria) para poner el 0-1 en el marcador y una media sonrisa de esperanza en los aficionados culés.
Fue un espejismo. El Barça fue, durante 180 minutos, un quiero y no puedo. Los de Rijkaard no volvieron a crear ni una sola ocasión, mientras que el Liverpool perdonó en más de un contraataque. El tiempo se consumía de la misma manera que las esperanzas blaugranas. El desesperado aficionado del Barça mordía la bufanda (para no derramar lágrimas de impotencia) mientras escuchaba el rugir de Anfield cuando el árbitro pitaba el final. You'll never walk alone. Sin duda, lo mejor del Liverpool (aparte de su afición) es que sabe a lo que juega y ha preferido un equipo de abejas trabajadoras a uno de abejas reina. Adiós al campeón, pese a que para llevar esa distinción se debe demostrar en el campo.
Este Barça no es el del año pasado. Lleva media temporada demostrándolo, pero hacía falta un batacazo de este calibre para que nos despertáramos de ese sueño de París de hace unos meses. Pienso en la prensa de los próximos días. Mañana, "adiós al campeón". Pasado, "el Barça debe centrarse en la liga". La semana que viene, "El Barça opta al doblete: Liga y Copa". La prensa nos borrará del mapa la derrota en Anfield, pero habrá daños colaterales. Seguro que en esos 15 días en que nos convencerán de que la Liga y la Copa son dos grandes títulos, saldrán titulares parecidos a: "cambio de ciclo", "Cristiano Ronaldo liderará el nuevo proyecto azulgrana", "Deco (se puede cambiar por Eto'o, Ronnie, Marquez,...) no está en forma y se le busca una salida", "Deco no quiere seguir", "Laporta ya piensa en la temporada que viene", "Txiki tiene otro Barça campeón para el año próximo",... y un largo carrusel de titulares. Todo para decirnos lo mismo. Que el Barça ha fracasado. Que un proyecto de 5 años se ha quedado en 3 porque a los jugadores no les ha dado la gana de alargarlo. Que en Can Barça, como en Can Madrid o en Can Arsenal o en Can Bayern, nadie siente los colores.
Este equipo, que el año pasado maravilló a Europa y se maravilló a sí mismo, ha perdido el hambre. Y en el fútbol, o tienes un gran entrenador que controla toda tu vida, o tienes sed de gloria. El Barça tiene a Frank Rijkaard que, a mi parecer, es tan gran entrenador como persona (mala combinación en un vestuario como el azulgrana) pero el equipo se ha dejado el hambre de títulos en la final de París. Ronnie y compañía tuvieron suficiente con un día de gloria. La afición, por supuesto, nos quedamos con cara de tontos al saber que tenemos el mejor equipo del mundo y que no hemos sido capaces de ganar al Liverpool. Adiós al Barça. Sin duda, no se debería caer en el discurso fatalista, pero tiene mala pinta el futuro de esta plantilla. ¿Adiós a la época azulgrana?
2 comentarios:
Qué rabia de Barça...
Saludo a mi mamá que me estará viendo.
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