miércoles, 28 de febrero de 2007

¡Documentación! No puedo, es que estoy muerto


Un cadáver se pasa 4 meses en el depósito sin identificar. Hasta ahí “todo correcto” (todo lo correcto que puede estar que nadie pregunte por ti en 4 meses). Pero cuando llevas el DNI en el bolsillo y a tus familiares no le dicen nada de tu muerte cuando, en un arranque de curiosidad, van a Comisaría y dicen: “Oye, que mi hermano hace mucho que no llama y él no es de esos…” empieza a ser un problema.

Nos remontamos al 15 de junio de 2004. Ese día, un buen chaval de 37 años decidió pasarse con la dosis de droga. El joven, de nombre Cesáreo Barquín Orellana (lógico que llevara una mala vida) ligó esa noche. Bueno, en realidad (y por fortuna) yo no estaba allí para saber si ligó, pero la cuestión es que iba a pasar las últimas horas del día (y de su vida, pero él no lo sabía) en el piso de otra mozuela. A Cesi (es que Cesáreo no me gusta) se le fue la mano con la cocaína y murió de sobredosis. Una lástima, sí, pero una lástima que pasaría inadvertida si no fuera por la incompetencia posterior de supuestos profesionales.

La madrugada de la muerte, Barquín (es que Barquín tampoco me parece un apellido muy glamouroso, mejor Cesi)…La madrugada de la muerte, Cesi recibió las visitas de la mujer con la que estaba, la inquilina del piso, los médicos del 061, funcionarios de la Policía Local, efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, agentes de la Policía Judicial, unidades de la Policía Científica y el juez, el secretario y el forense del Juzgado de Instrucción Número 1. Una pena que Cesi no pudiera verlo, porque seguramente había más personas en esa casa que las que hubo el día de su Primera Comunión. La cuestión es que, como se hace en esos casos, se ordenó el levantamiento del cuerpo y se trasladaron los restos al depósito de cadáveres. Cabe decir que, previamente, se les ocurrió mirar en el bolsillo y encontraron el DNI. Así que Cesi llegó al depósito identificado y documentado.


Mientras, los 6 hermanos de Cesi se preguntaban: “Oye, ¿Cesáreo hace mucho que no llama, no?” Y, ni corto ni perezoso, Manuel Barquín Orellana (probablemente un hijo más deseado que Cesi, por el nombre) se fue a la Policía y les comentó que no sabían nada del joven. Los agentes, que no sé cómo de desajustado tienen el núcleo familiar, le dijeron al probre Manuel que eso pasaba a menudo, que la gente se iba, que se liaban, que entre una cosa y otra pasaban los meses sin llamar… pero que no se preocupasen, que Cesi estaría genial. El probre Manuel se lo creyó y para casa que se fue.


¿Cómo se enteran los Barquín Orellana de que su hermano está muerto?

Pasados tres meses, el 7 de septiembre, Rafael Barquín Orellana (hijo deseado, también) decidió ir a poner una denuncia, porque Cesi seguía sin dar señales de vida (lógico, por otra parte). Allí comentó que cuando el probre Manuel fue a preguntar, nadie le dijo si su hermano estaba vivo o muerto. En el documento oficial figura que: «no fue informado de la muerte por la falta un adecuado programa informático». Ya sabéis, el típico programa de:

¿Busca a su hermano? NEXT
¿Hace mucho que no sabe de él? NEXT
¿Tenía un nombre poco acertado? NEXT
¿Consumía cocaína? NEXT
El programa ha acabado su investigación con éxito, su hermano está muerto. Para que esta aplicación funcione correctamente debe reiniciar su PC. Pulse finalizar. FINALIZAR


Aún así, los comisarios pensaron que el hecho de que buscaran a Cesi y que hubiera un cadáver hacía meses en el depósito sin que nadie lo reclamase era una extraña coincidencia. Ya se sabe, para ser Policía te piden un dominio de comparativa de hechos muy elevado, al más estilo LESON 3 “…more..than…” “My tailor ir more rich than your dead brother” Como la coincidencia les pareció peculiar, decidieron informar al juez y esperar instrucciones. Y, como la Justicia es lenta, dicen, las instrucciones tardaban en llegar. Es normal, decir “oye, comentadle a los Barquín Orellana que su hermano está aquí, en el depósito, y que se lo lleven ya…que canta” lleva su tiempo.

Aún así, los Barquín Orellana no se enteraron de modo oficial de que Cesi ya no estaba entre nosotros. No. Fue a través de un familiar de ellos (no sé si Barquín u Orellana) que escuchó a un grupo de personas comentar que no sabían que hacer con un cadáver que llevaba meses en el depósito sin que nadie reclamase. También típica conversación de autobús: “Pues parece que mañana lloverá…y, hablando de llover, ¿con el muerto que lleva la vida en el depósito que hacemos? ¿en un tupper y para casa, que quedan riquísimos en el cocido?”

Esto llegó a oídos de Rafael, Manuel y toda la troupe y, por fin, se enteraron de que Cesi era el susodicho cadáver. Evidentemente, los Barquín no se andan con tonterías, así que emprendieron acciones legales contra la incompetencia de los cuerpos oficiales. El caso fue desestimado, ya que, según el informe, no puede apreciarse «la existencia de irregularidad o mal funcionamiento del servicio».

1 comentario:

Marisa dijo...

VAYA HUEV...QUE TIENEN LOS POLIS
Vale ya está ya lo he dicho...
Y no tengo nada más que decir aparte de destacar la grandeza de los aparatos genitales del cuerpo de comisaria (en general).