Una fotografía de total impacto. Un premio tras ella. Pero, ¿lo que enseña es real? Lo que vemos es lo que es, cierto. Aún así, ya no es tanto la imagen en sí lo que produce una sensación agria, sino el hecho de deducir que ese buitre pretende comerse a la cría. En su momento ya hubo cierta polémica con el caso, sobretodo a raíz de preguntarle al autor si hizo alguna cosa por ayudar a la niña. Fue tal la presión y la supuesta vergüenza que esta cuestión produjo a Carter que, poco después, se suicidó.
Pero el hecho va más allá. Como hemos podido ver en el blog de Periodista Digital, tres meses después de que Carter hiciera la foto, dos periodistas españoles fueron a hacer más instantáneas al lugar. Según estos fotógrafos, la realidad era otra: los buitres no estaban esperando a que muriesen los niños para ser devorados, sino que merodeaban por allí dado que se encontraban cerca de un estercolero a donde acudían para alimentarse. Según dicen, Carter esperó 20 minutos para que el buitre abriera las alas y dar más impacto a la imagen, esto no ocurrió pero, aún así, la fuerza de la foto fue suficiente. ¿Nos engañaron con el teleobjetivo?
Personalmente creo que no es necesario ver a un buitre cerca para alarmarnos del hecho de la desnutrición. La imagen de la niña en si ya es suficientemente impactante. Pero tal vez este tipo de imágenes que nos invaden a diario en los medios de comunicación no hubieran sido suficientes para ganar un Pulitzer. ¿Interés propio o denuncia social?
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